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#9 Un crujido
¡Hola, hola! Desde hoy voy a probar a mandar La conquista del feed los lunes. Los reportajes y análisis se irán alternando con panorámicas para que empieces la semana preparado en lo que a política tecnológica se refiere.
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En el número de hoy...
El mundo cruje por Trump, Silicon Valley puede crujir por Europa
El arancelazo que Trump proclamó el miércoles pasado desde la rosaleda de la Casa Blanca está haciendo crujir el mundo. Si cerca tienes a alguien que trata de darle empaque de estadista a lo de este notas, frénalo. No hay nada que teorizar en torno a este tío. Lo explica muy bien Roger Senserrich en 4freedoms.
Trump detesta la idea de que EEUU mantenga déficit comerciales con cualquier país del mundo, incluso con una diminuta isla poblada por pingüinos. El presidente de EEUU se subió al púlpito desde Washington para hacer literalmente cuentas de la vieja imponiéndole aranceles del 34% a China (que ya han sido respondidos) o del 20% a la Unión Europea.
EEUU es ahora mismo un imperio colapsando. Sus mercados de futuros han registrado hundimientos que avanzan que este será otro lunes negro. Los leñazos se están produciendo en las bolsas de Asia. La idea de que en las próximas horas se apliquen frenos comerciales (suspender la cotización para evitar que encorbatados salten desde las azoteas) no es desdeñable.
Y la Unión Europea todavía tiene que salir a bailar en este circo.
La respuesta europea
Es de esperar que la Comisión Europea anuncie sus contramedidas a los aranceles de EEUU este mismo lunes, aunque se trate de una propuesta inicial de Bruselas que tenga que ser ratificada por los Veintisiete. Todavía es una incógnita el alcance que tendrá la respuesta comunitaria: Irlanda pedía proporcionalidad e Italia cuestionaba incluso la pertinencia de responder en sí mismo a los nuevos gravámenes de Washington.
Pero Alberto, ¿a santo de qué me estás hablando de comercio internacional? Pues a cuento de que si algo sabe Bruselas es que las grandes tecnológicas son un melón muy tierno al que meterle mano. Que ya era hora.
Diversos medios han asegurado que en las quinielas europeas para responder al arancelazo estadounidense entran las grandes tecnológicas. Algo intuirán los tecnoligarcas, cuando a Elon Musk no le ha quedado otra que sollozar en público rogando por un comercio sin barreras entre EEUU y la UE, generando críticas entre los más fieles acólitos de Trump. Musk, por cierto, cesará supuestamente en sus funciones gubernamentales en unas semanas, según Politico.
La periodista tecnológica Kara Swisher compartió el viernes, dos días después de que Trump anunciara los aranceles, que -según le habían contado varias fuentes- un grupo de “empresarios tecnológicos de alto perfil y líderes financieros” estaban de camino a Mar-a-Lago (el complejo en Florida en el que Trump pasa los fines de semana) para hablar con el presidente. “Sus millones de dólares en donaciones [al presidente] se están convirtiendo en miles de millones en pérdidas”.
Aranceles a servicios digitales
El debate de la fiscalidad de las grandes multinacionales digitales no es nuevo. ¿Os acordáis de la famosa tasa Google? De hecho, las críticas más mesuradas al arancelazo de Trump es que precisamente sus gravámenes se han calculado no sobre barreras comerciales reales, sino sobre un mejunje de cargas fiscales o legales -desde el IVA a las regulaciones tecnológicas que sufren las empresas estadounidenses-.
No sería de extrañar que Bruselas se lance primero a por Silicon Valley y a por Wall Street -la gran banca americana también está en la mira, aunque la diplomacia comunitaria también advierte de no excederse con las respuestas a Trump si no queremos más represalias de Washington-. Al fin y al cabo, Europa exporta bienes, pero importa fundamentalmente -aunque no solo- servicios.
Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisión y comisaria de Competencia, estuvo la semana pasada en EEUU, donde esquivó confirmar si Bruselas se lanzaría a por las grandes tecnológicas en respuesta a los aranceles de Trump, en declaraciones que recoge Alba Asenjo en El Independiente.
¿Cabe pensar en una medida de respuesta en relación con los servicios [digitales]? Cabe pensar. ¿Lo vamos a hacer? De eso se trata en este momento, de ver exactamente si hay que tomar una respuesta, dónde pueden estar los márgenes de respuesta desde el punto de vista de las tarifas recíprocas… es posible, teóricamente es una posibilidad. ¿Esto significa lo vayamos a hacer? No necesariamente, se está trabajando y yo creo que hay que ver exactamente donde pueden estar las mayores preocupaciones, las mayores afecciones y la mayor eficacia en la respuesta que afecte lo menos posible a la economía europea y a los consumidores europeos.
En este momento es una incógnita si se le va a meter manos a las tecnológicas y en caso afirmativo, cómo se hará. Se pueden impulsar procedimientos administrativos a través del Reglamento de Servicios Digitales (DSA) o del Reglamento de Mercados Digitales (DMA). Ya hay comisarios europeos pronunciando las siglas del DFA, el Reglamento de Equidad Digital, cuya propuesta borrador no se conocerá hasta dentro de unos meses. También se pueden poner sencillamente aranceles de los que compañías como Amazon tendrían difícil librarse, por ejemplo.
De hecho, las medidas que adopte Bruselas podrían impactar más allá de en las grandes plataformas estadounidenses. Le envié hace unos días un correo al equipo de Bluesky, por ejemplo, porque no dejan de ser una empresa con sede en EEUU. Quería saber si son conscientes del riesgo. Por el momento no han contestado.
En cualquier caso, los nervios están a flor de piel. Europa no es el principal mercado de las grandes tecnológicas estadounidenses, pero sí es el mercado único (o intento de) más grande del mundo, con 450 millones de potenciales consumidores o usuarios.
Europa se desinfla
A pesar de que se oiga ese ruido de tambores el panorama es un tanto desalentador.
Repaso rápido: hace un mes Reuters contaba que Apple y Meta se enfrentan a multas “modestas” por violar el Reglamento de Mercados Digitales. Sus fuentes aseguraban que las multas europeas serían “modestas” porque la norma está más centrada en hacer que las empresas cumplan la norma que en sancionarlas, y también en que la violación de la norma era breve en el tiempo (normal, la ley se aplica desde hace apenas un año y pico).
Días después se supo que la Comisión tiene ya evidencias que demuestran que tanto Android (Google) como Apple han violado esta misma regulación. La primera, porque Google favorece sus propios servicios en detrimento de la competencia y porque en Android hay barreras a que los desarrolladores puedan usar pasarelas de pago alternativas. La segunda, por los obstáculos a que dispositivos puedan conectarse a un iPhone.
Luego, Politico dijo que las multas a Apple y a Meta llegarían en la primera semana de abril. ¿Tú las has visto?
Por otro lado, la Comisión está investigando a X, la plataforma de Elon Musk, por posibles violaciones de otra regulación, el Reglamento de Servicios Digitales. The New York Times contó hace unos días que la primera de las investigaciones habrían dado sus frutos y que Bruselas prepara una multa ejemplarizante que superaría los 1.000 millones de dólares… pero que se anunciaría tan pronto como verano. Un portavoz de Bruselas negó la cifra.
Las cositas de palacio van despacio.
En el peor momento posible
Por si fuera poco, y posiblemente en el peor momento posible, la Unión Europea se prepara para debatir cómo aligerar el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). La norma tecnológica más conocida de Europa, adalid de eso llamado efecto Bruselas, podría empezar a descafeinarse este mismo año.
Valga recordar que el RGPD exige que los datos personales de los ciudadanos europeos se exporten a países tan garantistas con la privacidad como lo es la Unión Europea. EEUU no ha sido nunca un ejemplo de nada con esto, y el actual acuerdo marco de transferencias de datos transatlánticas no ha convencido a los expertos.
Ya es humillante que a principios de marzo se deslizara que el primer interesado en romper ese acuerdo sería la Administración Trump, pero bueno. El comisario europeo de Justicia, Michael McGrath, dijo a mediados del mes pasado que la intención de Bruselas era seguir desplegando dicho acuerdo.
A vueltas con el RGPD, el propio McGrath abundó hace escasos días que el RGPD necesita una revisión para apoyar más a las pymes, para no inundarlas con burocracia. Itxaso Domínguez de Olazábal, asesora en la organización en defensa de los derechos digitales EDRi advirtió en Politico que “reabrir el RGPD para simplificarlo es arriesgado, por bienintencionada que sea la propuesta”.
Max Schrems, activista por la privacidad y presidente honorífico de la asociación Noyb, se mostró algo más confiado en el mismo artículo. El RGPD sigue siendo una obsesión para los lobbistas de las grandes tecnológicas, pero sus bases están consagradas en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, zanjó.
Yo no sería tan optimista. A ver qué tal se da la semana.
En breve…
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